Diario
de un Zombi nos transporta a un mundo enterrado bajo las cenizas de la
devastación, barrido por una pandemia de proporciones delirantes, donde el ser
humano se ha extinguido casi por completo. Pero lo que hace diferente a esta
historia es que los hechos están narrados desde una perspectiva muy peculiar.
No en vano, el protagonista es un zombi, que por causas, de momento,
desconocidas, conservó su conciencia después de su transformación.
Tras
unos primeros capítulos en los que se presenta al personaje, se empieza a
desarrollar una historia de redención, de valores humanos y, sobre todo, de una
insólita amistad, cuando el comportamiento frío, cínico e insociable de Erico,
el protagonista, va cambiando asombrosamente después de conocer a una solitaria
y misteriosa niña superviviente de 8 años de edad. Poco a poco, y a lo largo de
una épica aventura juntos, Erico conseguirá conectar de nuevo con su lado más
humano, recobrando aquellos recuerdos y sentimientos que no experimentaba desde
los tiempos en los que la sangre corría con lozanía por sus venas.
Diario
de un zombi, ambientada gran parte en una Barcelona post-apocalíptica, ofrece
al lector una agradable lectura que arrancará sonrisas y lágrimas por igual. Un
soplo de aire fresco en el que el género se reinventa como jamás se hubiese
podido imaginar.
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