Dicen que el primer amor nunca se olvida...
Han pasado quince años y el encuentro casual, nada menos que en una
juguetería, los deja un tanto descolocados. Fred es ahora ejecutivo de
marketing en una moderna empresa de internet y está a punto de casarse.
Por su parte, Mickey ha abierto una floristería, empeñada en empezar una
nueva vida en la ciudad, y se ha instalado con su hijo de nueve años en
un modesto apartamento. El reencuentro les trae, inevitablemente,
recuerdos de su infancia y juventud, aquellos maravillosos años en el
pueblo cuando, además de vivir en casas vecinas, eran amigos
inseparables, bueno, algo más que amigos. Claro que todo eso es cosa del
pasado, y el pasado es historia, ¿verdad? Pues sí, siempre hay que
mirar al futuro.
Y sin embargo, ¿por qué Mickey se pregunta si Fred conservará algo de
aquel chico maravilloso, y por qué Fred empieza a plantearse ideas raras
sobre su inminente proyecto de vida? Dicen que donde hubo fuego,
rescoldos quedan, aunque también es cierto que las cosas nunca son tan
sencillas como nos gustaría.
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