Adrienne, a sus sesenta años, hace balance de su vida y narra a su hija
los hechos que han marcado su existencia. Recuerda la historia de amor
que vivió 15 años atrás, cuando su marido la abandonó por otra mujer más
joven y ella decidió hacerse cargo de un pequeño hotel en la costa, en
un pueblo llamado Rodanthe. Tras una vida dedicada a su esposo e hijos,
Adrienne tuvo que aprender frente al mar a manejar sola las riendas de
su destino, a reinventarse. Y allí, además, tuvo que hacerse cargo de un
solo inquilino, Paul, un prestigioso cirujano al que una vida deshecha
por la ambición empujó a hospedarse en ese hostal para tratar de saldar
sus cuentas con el pasado. Mientras una terrible tormenta se cernía
sobre la población Adrienne y Paul compartieron un fin de semana en el
que redescubrieron sus vidas; no sólo aquello que eran, sino lo que
podían llegar a ser. Pero el peso de la responsabilidad adquirida con
sus mundos les hizo preguntarse cuál era el camino correcto, qué era lo
que debían hacer, si elegir entre sus sentimientos o sus deberes.
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