La madre de Sofía está muriendo lentamente. El cáncer acaba
con su existencia y a Sofía le parece tan equívoco, tan injusto... Su padre no
le dirige la palabra, si acaso se comunican a través de notas dejadas sobre el
frigorífrico. Todo resulta devastador para aquella niña que pronto sería mujer.
Deseaba hablar de la muerte, pero nadie se atrevería a hacerlo, hasta que
conoció a Simón, cuya presencia evocaba la belleza e incomprensión que resulta
ser la muerte.
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