Ésta es, pues, una novela corta en la que un anciano sacerdote relata su única experiencia con el amor, que vivió en su juventud y que le fue ofrecida por un espectro de la noche, por un «ángel o demonio», dotado de las más excelsas emanaciones de sensualidad, ternura y belleza. Romuald, que hasta entonces había sido un casto y correcto ferviente servidor del Dios, se encuentra, de repente, sumido en una fascinación inexplicable por una pasión siniestra. Y Clarimonde, la vampira de este relato, y la más voluptuosa, inofensiva y atrayente mujer que pueda existir tiene, como la prosa de su creador, una magia perfecta; es la encargada de arrastraral sacerdote hasta los más profundos y oscuros abismos, en los que la belleza resplandece de forma extrañay fascinante. A lo largo de las páginas de La Muerta Enamorada, Gautier desarrolla uno de los temas más recurrentes de su obra: el sueño; lo que sucede en la vigilia y en el sueño del perturbado sacerdote son siempre acontecimientos absolutamente distintos y contradictorios. La confusión de la existencia del protagonista entre lo real y lo soñado lo arrastran prácticamente a la locura, hasta el punto de no saber si es un generoso sacerdote que cada noche sueña con ser un galán fatuo, un joven libertino, señor de la más hermosa y voluptuosa mujer o si, por el contrario, es el joven que se entrega a los placeres y que sueña que es un mortificado sacerdote.
martes, 22 de enero de 2013
La muerta enamorada
La Muerta Enamorada es un delicioso relato al más puro estilo romántico donde la realidad y el sueño se confunden, y donde la vida y la muerte se entrelazan, diluyéndose la delgada frontera que, en ocasiones, las separa. Se trata de una de las obras que más evidencia el estilo y el arte de Gautier. En ella el día y la noche,lo real y la ilusión, lo grotesco y lo sutil, la seducción y la repugnancia, plasmadas en un tono enigmático y atrayente, propio del autor, se funden de manera imperceptible para engendrar lo sublime: la belleza.
Ésta es, pues, una novela corta en la que un anciano sacerdote relata su única experiencia con el amor, que vivió en su juventud y que le fue ofrecida por un espectro de la noche, por un «ángel o demonio», dotado de las más excelsas emanaciones de sensualidad, ternura y belleza. Romuald, que hasta entonces había sido un casto y correcto ferviente servidor del Dios, se encuentra, de repente, sumido en una fascinación inexplicable por una pasión siniestra. Y Clarimonde, la vampira de este relato, y la más voluptuosa, inofensiva y atrayente mujer que pueda existir tiene, como la prosa de su creador, una magia perfecta; es la encargada de arrastraral sacerdote hasta los más profundos y oscuros abismos, en los que la belleza resplandece de forma extrañay fascinante. A lo largo de las páginas de La Muerta Enamorada, Gautier desarrolla uno de los temas más recurrentes de su obra: el sueño; lo que sucede en la vigilia y en el sueño del perturbado sacerdote son siempre acontecimientos absolutamente distintos y contradictorios. La confusión de la existencia del protagonista entre lo real y lo soñado lo arrastran prácticamente a la locura, hasta el punto de no saber si es un generoso sacerdote que cada noche sueña con ser un galán fatuo, un joven libertino, señor de la más hermosa y voluptuosa mujer o si, por el contrario, es el joven que se entrega a los placeres y que sueña que es un mortificado sacerdote.
Ésta es, pues, una novela corta en la que un anciano sacerdote relata su única experiencia con el amor, que vivió en su juventud y que le fue ofrecida por un espectro de la noche, por un «ángel o demonio», dotado de las más excelsas emanaciones de sensualidad, ternura y belleza. Romuald, que hasta entonces había sido un casto y correcto ferviente servidor del Dios, se encuentra, de repente, sumido en una fascinación inexplicable por una pasión siniestra. Y Clarimonde, la vampira de este relato, y la más voluptuosa, inofensiva y atrayente mujer que pueda existir tiene, como la prosa de su creador, una magia perfecta; es la encargada de arrastraral sacerdote hasta los más profundos y oscuros abismos, en los que la belleza resplandece de forma extrañay fascinante. A lo largo de las páginas de La Muerta Enamorada, Gautier desarrolla uno de los temas más recurrentes de su obra: el sueño; lo que sucede en la vigilia y en el sueño del perturbado sacerdote son siempre acontecimientos absolutamente distintos y contradictorios. La confusión de la existencia del protagonista entre lo real y lo soñado lo arrastran prácticamente a la locura, hasta el punto de no saber si es un generoso sacerdote que cada noche sueña con ser un galán fatuo, un joven libertino, señor de la más hermosa y voluptuosa mujer o si, por el contrario, es el joven que se entrega a los placeres y que sueña que es un mortificado sacerdote.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario